La cuaresma de un niño guatemalteco

Las festividades en cualquier Iglesia del centro histórico, son esplendorosas, pero la Cuaresma y el Triduo Pascual, es algo inigualable. Tan mágico, pero mistíco, tan solemne y lleno de amor, y de los Cristos y las Dolorosas.. ¿que podemos decir de ellos? son lindos, reales y su mirada invita a todo aquel que le ve, a una verdadera conversión.
Pero hablar de una Semana Santa sin mencionar las tradiciones de los niños y jovenes, es pensar que los actos únicamente se plasman en las iglesias y que al final se queda como una tradición más. Sin embargo eso no es así ya que las procesiones, velaciones y huertos son expresiones populares de amor a su Dios y ¿quién no se resiste a un Dios tan bueno como el Nazareno del Consuelo? o ¿ cómo no se enamora uno del Nazareno Teresiano, que te ve, como si su dolor no fuese nada, con solo el hecho de que lo acompañes en su capilla?, ¿como no resistirse al Nazareno de la Merced, el nazareno más parecido a Cristo?, ¿ resistirse al Nazareno que llora, imposible?, ¿o al Cristo de la Indulgencia, de las Tres Gracias? en fin hablar de cada nazareno es ver las mil y un fotos del que dió la vida por tí. Es preciso que luego de conocer a imágenes tan bellas, las personas deseen tener un cromo de estos, pero no se quedan allí lo plasman en sus casas trabajando altares, alfombras y un sin fin de elementos para resaltar el cromo de su nazareno, otras personas han comprado sus imágenes, que pueden ser en madera o en yeso...
Y los niños desean imitar las tradiciones de los adultos, ellos también desean participar en la fe de los mayores, siendo que muchas veces les dan una imagen de yeso y mientras algunos otros las compran... otros las hacen.
Hacen su Cristo, del material que tengan a la mano, con su cruz de palos, un Nazareno simple tal vez... pero lleno de amor, y no desean que su Jesús no tenga a su mamá así que se la hacen. Le hacen una "velación" y un huerto, que vale más por su intención que por huerto. Y con aquel instrumento que al final nadie imaginaría un anda, allí sale el Nazareno junto con su Madre, procesionandose a los acordes del tarareo del niño, y en su retorno se oye algo parecido a la grandera.
Pasa el tiempo, otra cuaresma se aproxima, el niño ya está muy entusiasmado en saber que le hara a su Nazareno, y con el tiempo crea un Simón de Cirene, porque pobre Chusito, el solito carga su cruz, y hace una Verónica para que su imagen no sude más.... Y a la Virgen para que no este solita el día de que Jesús muera, le hace un San Juan, una Magdalena es trabajada también para que la Virgen no llore solita. Con cada imagen que hace le agrega más detalles, con los años las figuras de sus queridos santos se han arruinado, tal vez alguien se las desapareció porque estaban muy feas.
¡ Sí! muy feas, pero a Cristo no le importa ser guapo o feo, no le importa tener ojos de "puntito" o únicamente una línea. A Jesús lo que le importa es que se acerquen a Él, que lo amen, que lo busquen, que se porten bien, si tiene unas manos de "pan" o con sus cinco dedos le da igual, lo que le importa es tener sus dos brazos para poder abrazar su cruz y decir ¡así te amo yo!

Ya han pasado muchos años, aquel niño ya es un joven y sus imágenes dejaron de ser de"palitos", ahora son un poco más cercanas a la realidad humana, ya no se queda haciendo imágenes de Cristos sufrientes, porque ya tiene un Resucitado y una Inmaculada.
Este es el principio de su amor por el que dió la vida por él, no tiene otra forma de expresarse, poco a poco deja a estas figuras hechas por él, porque ahora que es mayor ya puede participar mejor en un recorrido y ya lo recorre en mayor parte, desea integrarse a la hermandad de su nazareno y así lo que a todos les pareció un entretenimiento, para él fue una unión más intíma con Dios, al fin de tantas su amor por Cristo lo cultivo desde pequeño porque a través de una figura irreconocible del Señor el vió en ella al que dejo todo por él, al que lo ama con todo su corazón, entendió mejor que las procesiones de los adultos no son solo una tradición, son retiros espirituales para conectarse con su Dios y aprender más de Él a través de la alegoría del anda.
Los bisabuelos alguan vez les contaron a sus hijos lo que ellos hacían, los hijos también lo hicieron, los nietos y los bisnietos. Algunos solo lo hicieron una vez, otros durante muchos años, y unos pocos aún guardan su imágen, en algún rincón de su casa, como un símbolo de lo que significan para ellos las procesiones: por Cristo vivo, para Cristo vivo y en Cristo soy uno!

Porque Él dió la vida por mí, por mí murió, por mí resucitó y porque yo lo amo yo vivo como él desea que viva yo!


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