Oh Dios Padre, fuente de todo bien, que llenaste de gracias a tu hijo
Ernesto, médico, para ser fiel servidor de la vida que en Ti comienza y
sólo a Ti pertenece; haz que yo sepa también respetar y promover el don
de la vida y cumplir con generosidad mis deberes de cada día, por Amor a
Jesucristo y a mis hermanos los hombres. Dígnate glorificar a tu siervo
Ernesto y concédeme por su intercesión, el favor que te pido...
(pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que
en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y
que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público.
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