Los inicios
de persecución religiosa en Guatemala se dan con la
expulsión de los jesuitas. En 1871, a
diez días de
haber celebrado a la Virgen del Rosario, el arzobispo es expulsado
por don Justo Rufino
Barrios, que había
asumido en ese momento las
funciones de presidente. Barrios quería que la
Iglesia se pronunciara
diciendo que los jesuitas eran un mal y que él no estaba
en contra de la Iglesia.
Sin embargo todas sus
actitudes eran contrarias a la
fe. Eliminaron el diezmo, e
hicieron una especie de expulsión
para cualquiera que
protestara. Esto en contra de
cualquiera que quisiera
proteger a los católicos, en especial a
los padres, monjas y frailes.
Los católicos habían hecho una protesta muy significativa cuando se
habían enterado de la expulsión
de los jesuitas. Desde la Calle Real hasta el Palacio habían caminado con velas en las manos.
Era una procesión en silencio.
Se ha
referido que Don Justo
afirmaba ser de la
Cofradía del Rosario, más
nunca se supo que practicará de corazón. Los oficiales
y muchos que se
fueron adhiriendo al grupo que
menospreciaba a la Iglesia
atacaron a la Virgen y la llamaban
de formas muy
despreciables. No respetaban tampoco
la Santa Misa, y así en plena
consagración eucarística tiraban el techo de la Escuela
de Cristo. La razón de
sacar a los Oratorianos
consistía en ser muy pobres.
Posteriormente se promulga
un decreto de libertad de prensa, más
que eso, era
la autorización de manera oculta
de insultar y desarraigar en la población el respeto a los católicos. Al final habrá de
expulsar a los dominicos. Más ellos
sabiendo la terrible situación que
se vivía en el país y
conociendo los antecedentes, relacionados a
la destrucción de iglesias, robo de arte
sacro y otros; tomaron la inteligente solución de llevarse a la
imagen de plata de la
Virgen del Rosario.
Así librarla de
cualquier profanación, fue
con su orden a España. Se
quedó en Barcelona. El templo dominico había quedado
vacío sin aquella gran escultura.
Para no dejar el camarín vacío una
representación pictórica de la
entrega del rosario a
Santo Domingo cubría al
lugar donde la Señora
santa estaba.
En el año de 1888, fray Julián Riveiro quiso que todo
el mes de octubre se
dedicara en el templo al
rezo del rosario. Esto era con un objeto
especial, pues era este mes el
que celebraba a la Virgen en
su advocación del rosario. Las persecuciones
contra la Iglesia
fueron disminuyendo en el sentido en que
algunos religiosos irían regresando
o bien retornado.
Cabe destacar
que en esta persecución el gran
abogado y poeta licenciado Ricardo Casanova, habría de
enfrentarse a Barrios,
sufriendo el castigo de ser vestido con el traje telar. Más lo que para este
fue una cruel
burla, para el licenciado
sería el inicio de
su vocación religiosa. Tiempo después será
el representante en el
arzobispado y después arzobispo. Fue expulsado y después de
bastantes años logró
regresar. A pesar de
ser muy querido no logró
regresar hasta 1896.
Su coraje por
defender la fe, y promoverla le
valió la expulsión. Pero
el amor que los
guatemaltecos sentían por él, logró su retorno. Cuando murió
fue un entierro multitudinario, del cual pocos han
sido así en Guatemala. En estos
años en que también se
mediaba por el retorno del arzobispo, fue que la
Virgen del Rosario habría de regresar.
Vuelve a salir.
En 1908 se conmemoraban los 100
años del estreno del
templo de Santo Domingo. Con
motivo de este festejo se
realizó una procesión con la Virgen del Rosario. Hacía
muchos años que no
salía en un acto como tal. Había salido de su iglesia
y acaba de regresar
pero no lo había hecho
como un acto solemne
sino en la oscuridad para
evitar ser profanada. Ahora
con toda la pompa
volvía a bendecir las
calles de la ciudad. Ello
daba cuenta de la
gran devoción mariana que la
ciudad le tiene.
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