Oratorio de la Inmaculada Concepción
"Está vivo! Ha resucitado!! y se le apareció a Madre Encarnación"
Mensaje del año 2014, en ocasión de la fiesta
de los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús.
El tema escogido para este año nos recuerda e invita a meditar en dos ideas. La primera en la Resurreción de Jesús, que nos ha amado tanto que se hizó hombre, siendo Dios, él es Dios y hombre verdadero. Y entregando su vida por nosotros murió, pero al tercer día resucitó. La frase "en verdad, está vivo ha resucitado y se le apareció a Simón Pedro" sacada del Evangelio de San Lucas 24, 34 nos ayuda a darnos cuenta que a pesar de nuestra incredulidad Jesús VIVE.
No está muerto. Ha resucitado!! Por eso cuando Jesús se aparece a Madre Encarnación en Guatemala, en 1857, lo hace resucitado y vivo. Con las señales de su amor, las manos y pies traspasados y su costado abierto. Al recordar la fiesta del 25 de agosto, queremos afirmar que Cristo sufre por nuestras iniquidades y son nuestras culpas las que Él soporta, pero que triunfa al morir y resucitar. Es una Pascua en chiquito, que nos revela Madre Encarnación a través de lo que Jesús manifestó.
No son cuentos, es una realidad, Cristo vive, Cristo nos ama, y le duele que nos apartemos de su camino. Pero NOS AMA. Hay diversos testimonios que nos demuestran que Jesús si se apareció a Madre Encarnación. Pero no quiero extenderme en este punto sino pasar a la segunda idea.
Está vivo! y lo encontramos presente verdaderamente en la Eucaristía. El primer testimonio que tenemos en la Sagrada Escritura, es la carta de Primera de Corintios 11, 17-34. San Pablo da testimonio de lo que recibe, Jesús dijo: "Esto es mi cuerpo" "Está es mi sangre" En verdad el pan es el Cuerpo y el vino la Sangre del Señor.
Por eso la alegoría del anda, nos quiere recordar la presencia real de Cristo en la Hostia Consagrada. "El que come de este pan vivirá para siempre" "El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él" Jn 6, 28-68. En este capítulo San Juan recoge que lo que Jesús nos da es en verdad Él. Precisamente cuando se escandalizan y se van los que lo andan oyendo, Él no dice miren estoy hablando en forma figurada. Jesús de verdad nos da de comer su carne y su sangre. San Agustín nos dice: que en la última cena Jesús se sostuvo en sus manos cuando dió el pan, su cuerpo y el vino, su sangre.
En pocas palabras Jesús se hizó hombre, murió y resucitó por nosotros, se apareció a Madre Encarnación en Guatemala. Y mucho antes de morir, el Jueves Santo nos dejó su Cuerpo y su Sangre, verdadera comida, verdadera bebida. Porque estará con nosotros hasta el final de los tiempos.
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