Ave María...
Dios
te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres,
Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y
preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida
por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del
nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
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