Jesús Nazareno de la Divina Misericordia:
¡vos que sois tan bueno conmigo!
No me abandoneís.
¡vos que padeciste por mí!
Líbradme del fuego del infierno.
¡vos que llevaste tu cruz con infinito amor!
Conviérteme.
¡ vos que caíste tres veces por mi culpa!
Acepta mis obras buenas en reparación por tus dolores.
Sed mi esperanza, mi refugio y consuelo.
Tú misericordioso, ved que a tus pies
me coloco, y como la mujer de Betania,
te unjo con mis lágrimas.
Me conmueve verte en ese estado, con tu
espalda llena de golpes, manchada de sangre.
Con tus rodillas lastimadas, con tu mejilla golpeada.
Vos que sos tan bueno y te quedaste solo en el Calvario,
sin que nadie te acompañase, excepto vuestra fiel Madre,
sed consuelo mío.
Qué por vuestra pasión, por vuestro costado abierto
de donde brota tu misericordia, podamos purificarnos
y llegar juntos al Calvario, para morir contigo...
Y que el Domingo resucité contigo, para que en el resto de
mi vida me acompañes, y en la hora de mi muerte esteís conmigo
para que cuando llegue al cielo, te siga alabando y bendiciendo
durante toda la eternidad.
amén
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